Viernes, 09 de Mayo de 2025
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Amargo

Amargo

Héctor de Luna Espinosa



La palabra Mara significa amargo. Encontramos la primera mención de Mara en la Biblia, en Éxodo capítulo 15. Los israelitas acababan de escapar de Egipto cuando el ejército del faraón los perseguía. Se encontraban entre la espada y la pared: el mar Rojo por un lado y sus esclavizadores detrás de ellos.

Luego, Dios le dijo a Moisés que extendiera su vara sobre el agua, y el mar se abrió. Los hijos de Israel caminaron por el mar en tierra seca, pero las aguas se cerraron sobre el ejército egipcio, destruyéndolos a todos. Hubo gran celebración entre los israelitas, cantando y bailando mientras expresaban su confianza en el Señor.

Sin embargo, tres días después, los israelitas no pudieron encontrar agua y comenzaron a dudar de Moisés y del Señor. Encontraron un oasis, pero sus aguas eran amargas y no se podían tomar, así que llamaron a ese lugar Mara. Inmediatamente, la gente comenzó a quejarse contra Moisés. Acababan de ver al Señor abrir un mar para que caminaran a través de él y, sin embargo, dudaban de que Él pudiera proporcionarles agua dulce.

Moisés clamó al Señor, y Dios le dijo que buscara un pedazo de madera y lo arrojara en el agua. Él obedeció, y las aguas de Mara se purificaron. Dios utilizó este momento como enseñanza para declarar a los israelitas que, así como Él había purificado su agua, Él sanaría sus cuerpos si confiaban en Él. Es entonces cuando dice en Éxodo 15:26: "Yo, el Señor, soy tu sanador."

Mara se menciona nuevamente, pero en un contexto diferente, en el libro de Ruth. Cuando Noemí y su nuera Rut —ambas viudas— viajaron de regreso a la tierra natal de Noemí en Israel, las mujeres del pueblo la recibieron con alegría. Pero Noemí les respondió: "No me llaméis Noemí", que significa agradable o dulzura, "sino llamadme Mara, porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso." El dolor y las continuas pérdidas de Noemí habían creado una amargura de alma que la definía.

El Señor ayudó a curar esa amargura a través de la historia de amor entre Booz y Rut. Su hijo, Obed, fue como un hijo para Noemí. Obed creció para convertirse en el abuelo del rey David.

La palabra Mara nos recuerda que la amargura destruye tanto el uso del agua como de la vida humana cuando está envenenada. Cuando dejamos de confiar en la bondad de Dios y solo vemos nuestros propios recursos limitados, nos podemos amargar. En Hebreos 12:15 se nos advierte: "Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura os estorbe, y por ella muchos sean contaminados."

Como los israelitas, cuando nos enfrentamos a circunstancias amargas, empezamos a dudar de la mano de Dios en nuestras vidas. Podemos atribuirle características negativas a nuestro Padre celestial e incluso acusarlo de actuar mal. Así como la Mara hizo inútil el agua, así la amargura en nuestras propias vidas nos hace inútiles para dar fruto para el Reino de Dios. Pero Dios purificó el agua, y Él puede sanarnos cuando obedecemos sus instrucciones.

Dios te bendiga.

 


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