Héctor de Luna Espinosa
La palabra publicano es una traducción al español de un término griego que significa "recaudador de impuestos". Un publicano tenía el trabajo de cobrar impuestos en el mundo romano. Los publicanos cobraban comisiones adicionales para aumentar sus ya extravagantes salarios.
En la Biblia, los publicanos eran judíos que trabajaban para el odiado gobierno romano, cobrando impuestos a sus propios compatriotas. Eran despreciados en todas las culturas porque representaban la traición: un gobierno invasor empleaba a ciudadanos de la nación conquistada para hacer su trabajo sucio. Para convencer a los hombres de traicionar a su pueblo, los funcionarios les prometían bonificaciones generosas y les permitían extorsionar tanto dinero como pudieran obtener.
Debido a la corrupción del sistema y a su colaboración con el enemigo, es fácil entender por qué los publicanos eran considerados traidores. Solo encontraban compañía entre otros publicanos o dentro del ámbito criminal, lo que generaba sospechas sobre cualquier persona asociada con ellos.
El contacto de Jesús con los publicanos fue una de las razones por las que muchos judíos pensaron que Él actuaba de forma inapropiada. Uno de los primeros hombres que Jesús llamó como discípulo fue un publicano llamado Leví, también conocido como Mateo. Poco después, Mateo organizó una cena para Jesús y muchos de sus compañeros publicanos, lo que escandalizó a los líderes religiosos. Jesús, un rabino considerado entre la élite espiritual, estaba compartiendo mesa con personas consideradas indignas.
Cuando le preguntaron: "¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?", Jesús respondió: "Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento". El llamado de Jesús a Mateo —quien más tarde escribiría el evangelio que lleva su nombre— demuestra que el Hijo de Dios vino para todos los pecadores. Nadie está tan perdido que la gracia de Dios no pueda alcanzarlo.
Los publicanos eran considerados lo peor de lo peor, pero Jesús eligió a un recaudador de impuestos para que formara parte de su círculo íntimo de amigos. Se suponía que estos hombres estaban más allá de toda esperanza y que no eran dignos de perdón. Sin embargo, Jesús pasó tres años rompiendo con esos patrones religiosos.
Mientras viajaba por Jericó, Jesús causó otro revuelo al buscar a un publicano llamado Zaqueo. La gente murmuraba porque Jesús rompía el protocolo al entrar en la casa de un publicano. Pero el resultado fue una vida transformada. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: "He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado". Jesús respondió: "Hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham".
Para sorpresa de todos —excepto de Dios—, Zaqueo el publicano fue redimido. Su fe en Cristo produjo un cambio real en su vida. Jesús aprovechó la ocasión para recordar por qué había venido a la tierra: "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido".
Jesús se dedicó a buscar a los marginados de la sociedad. Demostró que todo ser humano es digno de tener la oportunidad de conocerlo. Perdonó a una adúltera, sanó a los leprosos, habló con samaritanos y describió a Dios Padre como alguien que espera con ansias el regreso de su hijo pródigo. Visitó a un publicano y llamó a otro a formar parte de su círculo más cercano.
Al elegir a Mateo y salvar a Zaqueo, ambos publicanos, Jesús eliminó para siempre el elitismo dentro del reino de Dios. Como dice Gálatas 3:28: "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús".
¿Qué podemos concluir?
Si Jesús pudo usar a los publicanos de manera poderosa para su gloria, también puede usar a cualquier persona —incluyéndonos a ti y a mí.
emsavalles© 2006 - 2025 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la publicación, retransmisión, edición y cualquier otro uso de los contenidos sin previa autorización.
Emsavalles Publicidad, Escontría, 216-A, Zona Centro, Ciudad Valles, S.L.P. Tel:481-382-33-27 y 481-381-72-86. emsavalles@hotmail.com. contabilidad@emsavalles.com
No. de Certificado de Reserva Otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2021-071615041800-203